El océano desempeña un papel central en la regulación del clima y de los ciclos biogeoquímicos globales. Desde la Revolución Industrial, este papel ha sufrido importantes alteraciones que tienen un gran impacto en su funcionamiento: el calentamiento global asociado al incremento de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera terrestre ha provocado cambios significativos en la circulación de materia y energía del océano. Además, y en el contexto del cambio global, se prevé un incremento del nivel del mar entre 40 y 80 cm para el 2100 (IPCC, AR6, 2021), lo que tendrá importantes implicaciones sociales ya que cerca de un 50% de la población mundial vive en la zona costera. Los océanos actúan también como proveedores de servicios y recursos de enorme trascendencia para el desarrollo de las poblaciones humanas. Por todo esto, mejorar el conocimiento sobre el océano y su funcionamiento es crucial en el futuro desarrollo de la humanidad, siendo la observación del océano un paso clave en esta dirección que ya aparece integrado en los principales programas internacionales de investigación y gestión ambiental.